La pega, la plata y la vida: el debate que nos tiene hablando hasta en la mesa
En Chile, donde el «sí po» y el «ya, cachai» son parte de nuestra identidad, hoy nos dividen dos preguntas simples pero potentes: ¿Vamos a trabajar menos sin perder lucas? y ¿Las empresas aguantarán el cambio? El proyecto para reducir la jornada de 45 a 40 horas semanales no es solo una ley: es un remezón a cómo entendemos el trabajo. Y como buenos chilenos, tenemos opiniones pa’ rato. Acá te contamos con datos duros, testimonios y hasta lo que dijo el de la esquina.
La jugada: ¿Qué dice la propuesta?
Según el Boletín N° 14.441-13 de la Biblioteca del Congreso, la iniciativa busca igualarnos a países como España o Dinamarca, donde se trabaja menos y se produce igual o más. Eso sí, la gracia está en que los sueldos no bajen ni un peso, aunque trabajemos 5 horas menos a la semana.
Pero ojo: el Ministerio de Economía advierte que el 62% de las pymes chilenas (según el Informe Empresas 2023) operan con márgenes ajustados. «Si me obligan a pagar lo mismo por menos horas, tendré que despedir gente o subir precios», confiesa Manuel, dueño de una ferretería en Renca.
Los trabajadores: «Queremos vivir, no solo sobrevivir»
Para María, enfermera en el Hospital Sótero del Río, la ley es una luz de esperanza: «Llevo turnos de 12 horas y ni veo a mis cabros chicos. Con 40 horas, podría estudiar esa técnico que siempre postergué». Su testimonio no es casual: la Encuesta Nacional de Empleo (INE, 2023) revela que el 73% de los chilenos siente que el trabajo les quita tiempo para su vida personal.
Los sindicatos, como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), insisten en que esto también generaría empleos. «En el retail o la salud, se necesitarán más turnos. Es una oportunidad para los jóvenes», afirma Elena, dirigenta sindical de La Florida.
Los empresarios: «No estamos en Dinamarca, compadre»
En la otra vereda, la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) pone paños fríos: «Chile tiene realidades únicas. En la agricultura o la minería, las faenas no se pueden cortar a las 5 PM porque sí», argumenta un representante del gremio.
Y no son los únicos preocupados. La Cámara Nacional de Comercio (CNC) calcula que, en el comercio minorista, los costos laborales podrían subir hasta un 18%. «O subimos los precios de la ropa o cerramos tiendas. No hay otra», dice Valentina, dueña de una boutique en Viña del Mar.
¿Y la plata? Aquí está el meollo
La Dirección del Trabajo aclara que, por ley, el sueldo base no puede reducirse si se aprueban las 40 horas. Pero, ¿qué pasa en la práctica?
- Ejemplo 1: Si Juan gana 500.000 mil pesos con 40 horas, esa misma hora pasaría a valer $3.125. O sea, un 12.5% más caro para el empleador.
- Ejemplo 2: Para una microempresa de 5 trabajadores, ese aumento podría significar $1.5 millones extra al mes, según cálculos de la Asociación de Emprendedores de Chile (ASECH).
«La teoría es bonita, pero en la práctica, muchos empleadores optarán por contratar por horas o externalizar servicios», advierte un informe de la Fundación Sol.
¿Qué países han logrado hacerlo?
El reporte OCDE 2023 muestra que:
- Alemania (34 horas semanales) tiene 3% de desempleo.
- Francia (35 horas) creó 400 mil empleos tras la reforma… pero con subsidios estatales gigantes.
El problema es que, como bien dice el Banco Central de Chile, nuestra economía es más informal y desigual que la europea. «No podemos copiar y pegar», insiste el economista Ignacio, mientras toma un café en el Persa Bío-Bío.
La calle opina: «Ojalá no nos piten el sueldo»
En la feria de La Vega, Pedro, vendedor de frutas, lo resume así: «Si con 40 horas me pagan lo mismo, ¡bacan! Pero si al mes me echan pa’ no pagar más, ¿de qué sirve?». Su miedo no es menor: el INE reporta que el 32% de los empleos en Chile son informales.
Mientras, en redes sociales, el hashtag #40HorasSinMentiras se llena de memes: «Ojalá esta ley no sea como el Transantiago: bonita en el papel y terrible en la práctica», escribe @JuanitoDesdeMaipú.
¿Hay salida? Ideas pa’ no caerse a chuchás
El diputado Gael Yeomans (FA), impulsor del proyecto, asegura que habrá apoyos estatales para pymes, como créditos blandos o rebajas tributarias. Además, la Comisión de Trabajo del Senado propone:
- Implementación gradual: Reducir 1 hora al año hasta llegar a 40 en 2025.
- Flexibilidad horaria: Que empresas y trabajadores acuerden distribuir las horas según sus necesidades.
Como dice la ministra Jeannette Jara: «Esto no es una pulseada entre empresarios y trabajadores. Es una oportunidad para repensar Chile con justicia».
El desafío de hacer historia sin repetir errores
Las 40 horas pueden ser un avance histórico, como cuando conquistamos la jornada de 8 horas en 1924. Pero para que no quede en «puro bla bla», como diría el vecino, necesitamos:
- Diálogo sin patudos: Que el gobierno escuche a las pymes.
- Apoyos reales: Plata que llegue a los que arriesgan, no solo discursos.
- Fiscalización: Que nadie haga trampa con contratos basura.
Al final, como chileno que le pone weno día a día, ¿no merecemos tener tiempo pa’ un asadito familiar o ver a la U jugar sin morir de estrés? La pega es importante, pero la vida es una sola, compadre.
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